Zacatecas Capital


Real de catorce quedaba atrás y con ello uno de mis lugares favoritos. Dejábamos el estado de San Luis Potosí que tan bien nos trató para entrar ahora al enorme Zacatecas. Tras un día en la carretera y al caer la tarde, el ultimo ride nos dejó en un pueblo llamado San Tiburcio. Ahora —como siempre que llegamos a un lugar desconocido— había que buscar donde dormir, pues la noche amenazaba con caer y debíamos apresurarnos. No caminamos mucho cuando encontramos una casa muy grande que parecía una pequeña hacienda. Vencimos la vergüenza y decidiendo entrar, una mujer que se dirigía a nosotros nos habló;

—¿Van a la casa?
—Sí, solo queremos saber si hay un lugar donde podamos acampar o pasar la noche. Somos viajeros.—Mmmm, no conozco ninguno pero pásenle yo vivo aquí y a mi papá también le gusta viajar y esas cosas.


Al entrar conocimos a Don Abraham y a su esposa, quienes se mostraron muy interesados en nuestro viaje. Abraham era un señor bastante particular quien en sus tiempos mozos viajó por México. Nos contaba que gracias a la tecnología de ahora, nosotros podíamos hacer lo que estábamos haciendo. Si de joven el hubiera hecho lo que nosotros, únicamente hubiera podido en burro por que había escasas carreteras en aquellos tiempos. Luego que oscureciera y la platica se extendiera demasiado, el señor nos mostró un documental que el mismo había hecho y editado acerca de Real de catorce. Me impresionó mucho que a pesar de ser una producción amateur —y en VHS— estaba bien hecha, bien investigada y realizada. Esa noche nos dejó dormir en el patio de su casa.


A la mañana siguiente nos invitó café, quesadillas y una platica amena. Había que despedirse lamentablemente pues nos dirigíamos para Zacatecas Capital. Antes de partir tomamos una foto increíble que —con todo, todito el dolor de mi corazón— se nos perdió cuando el disco duro de mi pc falló. No hay fotos de San Tiburcio; pero el recuerdo queda para siempre por que es el claro ejemplo de como un mochilero llega a un lugar en donde nunca ha estado, —y sin tener donde dormir o qué comer— termina partiendo feliz, pero ahora con nuevos amigos y experiencias que contar.



Llegamos a Zacatecas por la tarde y caminando por el centro histórico nos topamos en cada esquina carteles del Festival Zacatecas del folclor internacional. Que suerte —pensé—, por que regularmente siempre llego a los eventos o festivales tarde, pero a este habíamos llegado justo a tiempo. Ademas, olvidaba mencionar que Don Abraham me recomendó ampliamente este festival, así que figúrense lo emocionado que estaba.


Vaya belleza descomunal el centro histórico de Zacatecas.  Conocido en los primeros años de la llegada de los españoles como "Minas de nuestra señora de los remedios de Zacatecas" La capital posee uno de los centros históricos más bellos del país, del mundo entero. Quedamos tan asombrados por el estilo y la construcción exquisita de las casas que nos tomamos el tiempo de recorrerlo de cabo a rabo, perdiéndonos por sus bellas calles.  



Más tarde y un poco cansados, nos decidimos asistir al festival internacional de folclor. Había demasiada gente conglomerada y tan solo era una de las diferentes presentaciones simultaneas que había en el centro; pero nos las arreglamos para hallar un lugarcito. 


Ese día vimos danzas de Indonesia, Veracruz y España. Un manjar visual y cultural indescriptible.
Imposible no sentir un choque de felicidad al ver y conocer personas de países tan lejanos regalándote una danza, como a su vez, una sincera sonrisa. 

El evento terminó como a las 9 o 10 de la noche y sin tener donde dormir aún, esperábamos que alguien de Couchsurfing contestara para salvarnos la noche. Y contestaron.




Abraham de Santiago Herrera nos mandó su dirección aceptando nuestra solicitud. Emocionados y salvados decidimos tomar un taxi. En media hora ya estábamos con Abraham mostrándonos su bonito apartamento.


Al día siguiente nos fuimos a recorrer lo que nos faltaba del hermoso Zacatecas para finalizar de nuevo en el festival internacional de folclor. Esta vez, Bolivia, Costa rica, Zacatecas y Brasil.




Como a media noche regresamos a la guarida y Abraham nos comenta que al día siguiente se iría al D.F por que tenía un asunto. Nosotros afirmamos y nos preparábamos a dar las gracias por el hospedaje; pero antes de que si quiera pudiéramos hablar, él dijo que podíamos seguir ahí el tiempo que quisiéramos, no importaba que él no estuviera. No creía lo que estaba escuchando. ¿De verdad este individuo que tenía dos días de conocernos nos iba a dejar su casa solo para nosotros? WOW.

Pero eso no era todo. Dijo ademas que al siguiente día llegarían dos alemanes y al siguiente dos ukranianos más, resumiendo que estarían 7 personas en su casa mientras él andaba por el DF. DOBLE WOW. 
En verdad que esto fue impactante para mi, hasta ese momento, nunca había conocido alguien tan despreocupado y con tanto desapego a las cosas. Mi curiosidad llegó al limite y tuve que preguntar.

—Abraham... ¿y no te da miedo que al recibir tantas personas y sin estar tú en tu casa, te roben algo?
—La verdad no Daniel, digo, son cosas. Materiales. Cuando anduve por Europa mochileando a mi me trataron de la misma manera. Exactamente como yo a ustedes, con esa libertad. Si me roban mi tele, o mis muebles ¿qué? Los puedo volver a recuperar.

Triple WOW. Abraham no lo sabía, pero ese día aprendí mucho de él. Personalmente pienso que desde ese día confié más en las personas, ya lo hacía, pero una pequeña parte de mi seguía renuente. Ya no más. Uno no puede vivir esperando la traición del prójimo.

Así fue como conocimos a Conner y Eduardo, un grupo de hermanos alemanes que estaban dando un rol en su carro por México. Destacar además que esa noche vimos Pulp Fiction tomando una caguama.


Al día siguiente conocemos a Oleg y Natal, una pareja de Ucranianos mochileando por México. Ambos midiendo cerca de dos metros.


Sin duda de las cosas más impactantes en Zacatecas fue haber visto danzar a Egipto. Sus performances fueron increíbles y algo que nunca había visto. Por ejemplo, en una danza dos individuos se la pasaron dando vueltas sobre si mismos por más de 5 minutos. Yo de pequeño lo intentaba y no duraba más de unos segundos y si lograba romper mi record, vomitaba. ¿Cómo logran dar vueltas por 5 minutos sin marearse? Parece inhumano.

Más tarde sacan un tipo de esfera y de ella sacan otra y otra y otra y otra y otra. ¿Qué rayos? Más tarde, como si aún no estuviera impresionado, la falda que usan se divide en dos capas y la segunda sobre la cabeza, pareciera que la amasan cual pizza. Para cerrar con broche de oro, la falda tenía Leds y al apagar las luces se vio increíblemente hermoso. En verdad, algo digno de ver.




Como dato curioso, me metí a un bar a pedir una michelada y me dieron lo que yo conozco como una Chelada. Disgustado, reclamo porque no pusieron clamato en mi bebida. "Ah, es que eso es un León rojo. Una michelada no lleva clamato. Si lo quiere, son $20 pesos más." Bastardos.



Y así, este fue mi paso por el grandioso Zacatecas, aprendiendo de un gran ser humano la hospitalidad que eventualmente me encontraría por siempre en el camino. Julio del 2015 terminaba y Jerez a la vuelta de la esquina...




No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.