León / Ciudad de Guanajuato.


Bonito León Guanajuato, su feria con su jugada
ahí se apuesta la vida y se respeta al que gana

por eso en mi León Guanajuato, la vida no vale nada...

Había llegado la hora de partir del campamento tortuguero Mayto y nuestra salida fue magistral. Conseguimos un ride desde Mayto hasta León Guanajuato en un camión tipo ADO con aire acondicionado y asientos de primera clase. ¿Qué como fue posible? Gracias a una preparatoria que visitó el lugar y que amablemente accedieron a darnos ese gran ride. Casi 600 kilómetros recorridos en un solo día ¡nuestro record mochilero!


Pues bien, tras viajar cómodamente en ese autobús, llegamos a León de noche. Eran como las nueve y al nunca haber estado ahí no sabíamos dónde dormir. Al llegarse las diez optamos por alojarnos en un hotel lo más barato posible. Y lo encontramos.
Fue en esta noche donde perdí mi sleeping bag. La llevaba amarrada fuertemente a un lado de mi mochila y por alguna extraña razón se salió y no supe donde quedó. A partir de aquí me las arreglaría sin ella.


Al siguiente día nos dedicamos a vagar por todo León. Primero me llamó la atención como algunas calles estaban adornadas por un tipo de plato de cerámica muy vistoso. Me pareció un detalle de lo más folklórico, detalle que le aportaba mucho más belleza al de por sí portentoso centro histórico.

Eventualmente llegamos a la catedral basílica. Destaca más que nada por sus importantes detalles de arquitectura y por haber sido construida en 1744 por los jesuitas. 


Con un sol agradable seguimos caminando por todo León y me topé con esta fuente que a mi gusto, lucía más que fantástica. Además de enterarme por ahí que antes de llamarse así la ciudad, primeramente fue llamada Villa de nuestra señora, allá en 1575.


Estábamos a un solo día de que empezara el Cervantino y teniendo la capital tan cerca, ese mismo día partimos. También teníamos en consideración la promesa que habíamos hecho a Quetzal y Abi de re-encontrarnos con ellos allá. Como dato curioso, mandamos como 5 solicitudes de couchsurfing y ninguno contestó de manera afirmativa. Ni modo, a veces se tiene suerte, a veces no. 


Tomamos un camión (muy economico) a Silao y otro de Silao a Guanajuato. Nada Más llegar sentí que estaba en otro país. ¡Que bello es Guanajuato! Ximena me dijo meses atrás "ya verás cuando vayamos, sé que te va a encantar". Y tenía razón. 
Para empezar, los camiones de transporte público eran terriblemente hermosos. Con un estilo de antaño, hasta fotos antiguas tenía en su interior. Una cosa bárbara estos camiones. 



Más tarde encontramos a Quetzal, Abi y... un ejército de mochileros más. Resulta que ellos ya se habían encargado de hacer amistad con otras 8 personas más, dos de ellos argentinos. Figurense, casi una docena de mochileros vagando libremente entre un centenar de mochileros más, en Guanajuato. ¿Existe otra definición de felicidad? Nos fuimos a escuchar a una orquesta internacional, como no.


Al terminar seguimos vagando por la ciudad pero otros se habían separado y tomado rumbo distinto. Guanajuato es bello tanto de día como de noche. Nuestra vagancia sin rumbo nos llevó a las calles subterráneas donde nos divertimos tomando fotos y corriendo como locos. Más tarde llegamos a una pequeña colina llena de zacate y a Mario (el que está tumbado en la foto debajo) se le ocurrió subir a lo más alto y rodar colina abajo. Nos pareció una mala idea hasta que Mario lo hizo y fue tan divertido que yo mismo lo hice también. Me sonreí tan solo de recordar ese momento. Fue una de las noches más divertidas del viaje.





La noche no acababa aún para nosotros y seguimos contemplando el centro histórico. Había de todo; mochileros en cada esquina, grupos de música norteña, extranjeros por montones, mucho ruido, mucho movimiento y un millón de policías que por increíble que parezca, parecían amables.




El impresionante teatro Juárez de Guanajuato. Inaugurado en 1903 por el mismísimo Porfirio Díaz y nombrado así en honor a Benito Juárez, quien por aquella época era una figura importantísima.


Aún nos quedaba energía para rato y nos dirigimos al monumento del Pípila. Cabe aclarar que llegar hasta allá no es tarea fácil. Hay que subir lo que me parecieron un centenar de escalones. Pero venga ya, que me sentía atleta internacional y hasta reté al Quetzal.

A pesar de todo, les puedo asegurar que vale totalmente la pena subir a este lugar. Todo ese esfuerzo y sudor se verá recompensado con la vista más hermosa que puedan tener de la ciudad.


El monumento aquí es en honor a Juan José de los Reyes Martínez, apodado "El Pípila" quien el 28 de septiembre de 1810 y en plena independencia en un acto heroico sin precedentes, incendió la puerta de la Alhóndiga de granaditas. En dicho lugar, se habían refugiado familias peninsulares y tropas realistas, es decir soldados españoles que fueron derrocados horas más tarde por rebeldes capitaneados por Miguel Hidalgo y costilla e Ignacio Allende. 

El mérito real del Pípila fue precisamente ese, incendiar la puerta para permitir el acceso a la alhóndiga, pero para lograrlo tuvo que pasar por una lluvia de balas ¿y como salió vivo? Cubriéndose la espalda con una losa de piedra. 
Y no, no es ciencia ficción; en verdad pasó.


La noche terminaba y terminamos llegando al famoso Callejón del beso. No pondré la historia por que es algo larga pero los invito a que la investiguen. Yendo con Ximena, por supuesto que no podíamos dejar la oportunidad de tomarnos la ya tradicional fotografía. Se dice además que los pobres incautos que no junten sus labios en el escalón rojo, tendrán años de mala fortuna. ¿Leyenda? ¿Mito? Por si acaso, nosotros nos subimos al escalón rojo.



Vaya noche la que pasamos. Recuerdo llegar al hostal y caer como piedra. Al día siguiente salí al balcón y pude contemplar otra bella vista de Guanajuato, esta vez a la luz del día. Vista que solo corroboró aún más mi decir, ¡que bello es Guanajuato!



Aquel día nos reunimos con el primo de Ximena quien vivía en Guanajuato y la pasamos con él. Amablemente nos dejó dormir en su casa y fue grato ver la felicidad de Ximena al ver a su primo despues de tantos años. No importaba que me ignorara un poco con tal de verla así. Después de todo, veníamos viajando juntos por varios meses...


Quetzal y Abi tomaron rumbo a Hidalgo, los demás regresaron a sus hogares, el cervantino terminó despues de unos días y nosotros teníamos como destino Dolores Hidalgo, cuna de la independencia y lugar de nacimiento de mi ídolo, José Alfredo Jiménez. 

Además, habíamos conseguido un host por Couchsurfing. No me lo podía creer. 

Adiós Guanajuato...





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