San Miguel de Allende, Guanajuato.


El primer contacto que tuve con San Miguel de Allende fue cuando íbamos rumbo a Querétaro. Una vez recorrido Querétaro y Bernal, corrimos a este pueblo. 


Ya en la carretera se paró un chevy por nosotros. Era el grandioso Julio Cambrón.
De camino, nos comentó que residía en San Miguel y que vivía allí por convicción. Llegó hace un par de años y enamorándose del pueblo se quedó. Compartimos experiencias sobre nuestros viajes conectando rápidamente debido en gran parte, a que éramos bastante parecidos. Al final, Julio terminó dándonos un lugarcito en su casa. 



Esa misma tarde Julio nos dio un tour por gran parte de San Miguel de Allende. Descubrimos por ejemplo que las casas en esta ciudad son realmente muy caras, llegando a más de un millón de dólares. El precio lo definen dos factores; la altitud y la cercanía al centro de la ciudad. Es entendible pues las casas aquí son verdaderamente hermosas, muy parecidas a las de la capital. 

Cerca de la casa de Julio había un lugar elevado que servía de mirador y por primera vez en mi vida pude apreciar la lindeza atípica de esta ciudad. Resaltaba sobre todo una estructura puntiaguda y enigmática en el centro. Al contemplarla sólo acrecentaron mis ganas de recorrer sus calles. 


San Miguel de Allende así como San Cristóbal de las casas, es uno de los destinos turísticos predilectos en todo el país. En el 2008 fue denominada por la UNESCO "Patrimonio cultural de la humanidad"  bajo el nombre de "Villa protectora de San Miguel el Grande y santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco". Ya sé, que largo. Dejemoslo solo en SMA. Ahora con nuevo título, pasó de pueblo mágico a ser nombrado Patrimonio cultural de la humanidad.

Por si fuera poco, en 2013 la revista Condenast traveler la nombró la mejor ciudad para vivir en todo el planeta. Ciudades como Madrid, Venecia y París no pudieron contra SMA. Y es que en verdad, esta ciudad rebosa en gracia.



Más tarde nuestro anfitrión nos llevó a un mercado donde probé los Huaraches más deliciosos de mi vida. Tortilla recien hecha bañada con frijolitos bayos, pollo y un poco de salsa roja. Mmmm.
Tanta fue mi emoción que uno se me cayó de las manos. Pero no lo desperdicié, lo limpié y me lo comí. Un mochilero no puede desperdiciar nada. 



Con el estómago lleno seguimos caminando por estas increíbles calles. Incluso un andador de lo más común es tan bello y lleno de vida; como este, el Andador Lucas Balderas. En el aparece Julio con su mascota Rodolfo y la eternamente bella, Ximena.


En una calle nos encontramos con una particular antigüedad, una bomba de gasolina de 1943. Me acerqué a ella y la pude contemplar. A pesar de que estaba restaurada aún no estaba alterada y se notaba todo este pasar de los años. El óxido, la suciedad, el polvo y el cristal estrellado solo le daban ese toque de antaño. Miré con atención su interior pudiendo ver el precio por litro; $0.38 centavos. Así es, 38  centavos costaba un litro de gasolina en 1943. ¿Se imaginan si costara todavía así?



Por fin se me hizo llegar al centro y poder disfrutar de la arquitectura de la parroquia de San Miguel de Arcángel. Edificada en 1555 recién de levantó la ciudad (en aquel entonces llamada San Miguel El grande), esta iglesia de estilo gótico comparte mucha similitud con la de Guadalajara, por ejemplo. 



Pasadas varias horas recorriendo la ciudad pude descubrir que SMA es un pueblo muy cosmopolita pues hay turistas y residentes de todo el mundo. Escuché a muchas personas hablando ingles por ahí y muchos norteamericanos. Solo en ajijic había notado tanta afluencia. 

De nuevo nos perdimos por sus calles elevadas y era un deleite para mis ojos ver todo a mi alrededor. Casas pintadas de todos los colores adornadas con diseño bonito y con calles angostas y empedradas, era un placer, lo juro. Deseabas que la calle no terminara nunca. 



Cayendo la tarde Julio nos llevó a la casa de la cultura donde actualmente se imparten talleres de arte o danza. Este lugar era mágico por que ademas de ser bello tenía una arquitectura muy bonita. Se prestaba para tomar fotos muy bonitas. Pareciera que las mariposas me siguen para que las fotografíe.




 Hasta los mercados son bonitos en SMA. Basta contemplar el esmero de los vendedores por mantener su verdura ordenada y atractiva para el consumidor. Hice platica con una vendedora mientras esperaba a Ximena y Oscar y me contó una que otra historia sobre el pueblo.



Foto que tomó Ximena de noche donde solo corrobora su belleza tanto de día como de noche. 


Al día siguiente Julio tenía un asunto en Morelia y nos propuso un ride. Aceptamos, nos alistamos y emprendimos el viaje con este adorable clima y esta hermosa postal de la ciudad. 


¿Qué puedo decir? Julio nos trató excelente, fungiendo como anfitrión, historiador y guía.  Fue una suerte tremenda haberlo encontrado en la carretera por que definitivamente sin él nuestra experiencia en San Miguel de Allende no hubiera sido la misma. Siempre le estaremos agradecidos por todo lo que hizo por nosotros.

Próximo destino, Morelia.

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