El Fuerte, Sinaloa.


Kilómetros recorridos en el norte: 1,661 km 
Kilómetros recorridos en total: 6,877.8 km 
Pueblos mágicos visitados: 23 pueblos.
Estados de la república recorridos: 14 estados.

Llegué a El Fuerte tras bajarme del tren Chepe. Estaba maravillado por el recorrido que hice a través de toda la sierra Tarahumara. Lo tomé en Divisadero, fueron menos de $500 pesos. Gracias a Couchsurfing conseguí donde dormir con Tania Sialiqui. 


Lo primero que notas a llegar a El Fuerte es el cambio de clima. Yo venía del intenso frío de la sierra por ende pude notarlo de inmediato. Un clima cálido que, sin llegar a ser bochornoso, te recuerda que ya estás en Sinaloa. Tania pasó por mi y esa noche la usamos para pasear en bicicleta y cenar tacos. Al siguiente día desde muy tempranos nos dirigimos al Cerro de la Mascara, para ser testigos de sus petrograbados.



Pocas veces en mi vida había hecho ciclismo de montana por lo que fue una experiencia enriquecedora. Tener que poner el cambio en la cadena más pequeña para poder subir una colina a toda velocidad es algo increíblemente agotador, así como gratificante.


Llegar al Cerro de la mascara en bicicleta es un tanto complicado por que hay cercos que tienes que cruzar con ella al hombro, pero si te gusta la aventura, lo lograrás. Llegar al punto más alto para contemplar los petrograbados es algo único. Pensar que fueron hechos hace cientos de años, te hace sentir algo enigmático. Ademas el lugar pareciera que está cargado de energía, pues hasta el aire se siente un poco distinto. Merece totalmente la pena visitar este cerro.




Hablando sobre el pueblo, su nombre se debe a su construcción más importante, El Fuerte de Marqués de Montesclaros. Creado allá en 1610 para resguardar a los colonizadores que invadieron este lugar. De esta manera fortificaron el lugar y se convirtió en un punto estratégico no solo de Sinaloa (que para entonces estaba unida con Sonora) si no de todo el noroeste.


El fuerte ahora funge como museo histórico, y por una cantidad simbólica puedes visitar sus salas.  En ellas puedes encontrar la historia de el pueblo, desde los grupos étnicos que lo habitaban, hasta la actualidad pasando por la conquista. Siempre se aprendo mucho de los museos por que en cada lugar hay algo que en otros no, lo cual engrandece tu conocimiento general.




Una de las curiosidades que tiene el museo es una carroza antigua en donde se dice, aparece un fantasma. Se cuenta que una chica tomó una foto aquí y cuando la reveló se percató del extraño ente que aparece dentro de la carroza. Compartió la historia con el museo y este decidió ponerlo en exhibición. Verdad o mentira, la historia está ahí.

Por otro lado hay una fotografía que me llamó mucho la atención. Aparece Zapata pero se puede notar su color real, el cual denotaba que era muy moreno. En las fotografías o imágenes que se encuentran de él siempre luce blanco al igual que Villa, pero en esta se puede notar su color real.




Fotografías de finales del siglo 19 que son como un viaje en el tiempo. Puedes mirarlas con detenimiento y ver como era vivir en aquellos días. Desde su vestimenta hasta la actitud, el porte y el alrededor. Fotografías invaluables que son una joya histórica.



Esa tarde Tania, Pedro y su novia me llevaron a la Presa Miguel Hidalgo para disfrutar del atardecer y pescar. Nunca había pescado con caña así que fue otra experiencia obtenida. En el lugar hay un monumento al dios Tlaloc el cual funge como guardián de la presa.



En mi experiencia mochilera he aprendido que los mejores atardeceres los puedes capturar en las presas, lagos o el mar mismo. 



Por la noche fui a la galera con el mejor grupo de amigos que pude conocer en El Fuerte. 
Tania, Angel, Ingrid, Josue y Cecy se juntaron para encargarse de que mi estadía fuera la mejor. Entre todos me preparon unos callos de hacha al estilo Sinaloense. Ahí fue donde conocí también el Limón Real, un limón que por fuera parece naranja y que yo nunca había visto. 

Dando la vuelta por el pueblo nos fuimos a otro punto icónico,  La Cacahuatera, el cual es un punto de reunión y fiesta los fines de semana. Me tocó ver una pasarela de homosexuales muy divertida en donde no había lugar para la vergüenza, ellas modelaban sin inhibición alguna. Todo, con el respeto que se merecen. Fue bastante divertido.




Ya por ultimo recorrimos los hoteles del centro historico, los cuales encierran mucha historia y anécdotas. Por ejemplo en uno de ellos se iba a hospedar Porfirio Díaz, por lo cual arreglaron el cuarto lo mejor posible hasta pintar un mural en una de sus paredes. Algo pasó que nunca llegó y se quedaron, como se dice comúnmente, vestidos y alborotados. Desde los balcones de estos hoteles puedes ver una panorámica increíble del pueblo.



Así concluía mi estadía en El Fuerte. Estadía que si no hubiera sido por estas cinco maravillosas personas que conocí no hubiera sido la misma. 

Si me lo preguntan, lo mejor de viajar no es conocer lugares, sino, personas. 
Como las de El Fuerte.

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