Tamuín, SLP
Mi primer día como mochilero y ya me había recorrido 112 kilómetros de ride. "Nada mal" recuerdo haber pensado. Superado el primer reto, ahora tenía otro problema que resolver... ¿donde dormiría en un lugar donde no conozco a nadie y donde nunca antes he estado? Las tripas gruñían y era menester alimentarse primero.
Entramos en una panadería que a su vez hacía de cafetería. El pan era demasiado barato así como el café, por lo que aprovechamos para comer y pensar. Dos señores platicaban en la mesa de al lado. Terminando de comer, le preguntamos a los señores si había algún lugar en Tamuín donde pudiéramos acampar y nos contestaron que en el DIF, así que nos movimos para allá. El sol comenzaba a caer mientras llegábamos al lugar; una vez allí, nos encontramos con un partido de Voleyball que agradablemente nos pusimos a contemplar.
Al retirarse todos ya siendo de noche, se nos acercó un muchacho y un homosexual. Nos hicieron toda clase de preguntas al ver nuestras mochilotas y nosotros nos contentos a responder. Platicamos por un buen rato hasta que se fueron. Nueve de la noche y el velador aún no llegaba, por lo que (siguiendo el consejo de los chicos anteriores) aplicaríamos el "Más vale pedir perdón que permiso". Buscamos un lugar cómodo y armamos nuestras casas de campaña. En verdad que no puedo expresar la felicidad que sentía en aquel momento. Estaba lejos de mi casa, haciendo lo que tanto anhelaba, me estaba yendo bien y tenía a mi lado a Ximena, la mujer que amo. Ciertamente, la libertad nunca se sintió mejor.
Pasada la media noche, las luces de un carro nos despertó. Era el velador.
Dialogamos con él y le contamos nuestra situación. Nos contó que unos meses atrás había recibido a un grupo de mochileros también y que tuvo una muy desagradable experiencia, que comprendiéramos entonces su desconfianza. Llamó a su superior por teléfono y lo puso en altavoz;
"Y... estos chicos... ¿como se ven? ¿Tienen tatuajes o piercings, se ven malandros?" fue lo que escuchamos. Pues bueno, terminaron diciéndonos que sí con la condición de que desalojáramos a las 6 de la mañana.
Cumplimos el trato, a la hora pactada estábamos listos y motivados para seguir la aventura. El velador se presentaba ante nosotros como Don Alvaro, indicándonos como llegar al parque de la ciudad, por que allá nos iba a invitar de desayunar Zacahuil y café.
El Zacahuil es una de las comidas tradicionales en la huasteca potosina. La preparación varía depende el lugar, pero lo definiría como un tamal. Se prepara casi como un tamal y la verdad, para ser la primera vez que lo pruebo; sabe bastante bien. Esta era la primera vez que alguien nos pagaba una comida. Y las comidas pagadas saben el doble de bien...
La larga charla que tuvimos con don Alvaro y su esposa les bastó para que se sintieran en confianza y nos invitaran de regresar prometiendo alojarnos en su casa. Nos aconsejaron ir a las ruinas de Tamohí, justo a las afueras del pueblo y también a "El nacimiento", lugar con aguas cristalinas y espacios idóneos para acampar. Se fueron por que debían atender el negocio local de tortillas que tenían, no sin antes tomarnos esta foto...
Sin tener planes a donde ir ese día, aprovechamos que había internet "gratis" en la plaza e investigamos un poco sobre "El nacimiento". Luego de un rato lo decidimos, iríamos a ese lugar haciendo caso al consejo local.
Eso era libertad absoluta, hacer tu propio destino día a día.
Por que de nadie depende si no de ti.
Por que de nadie depende si no de ti.
Vientos. No han pasado a Xilitla¿?
ResponderBorrar¡Es el próximo destino carnal! Saludos y gracias por pasar por acá.
BorrarA vientos, es que yo tenia pensado lanzarme por alla tambien xD
BorrarYa subí mi entrada a Xilitla, puedes verla si gustas :D
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