Ajijic, Jalisco.

Llegar a Ajijic fue totalmente aleatorio por que hasta Guadalajara, ni siquiera sabíamos que existía. Fueron los últimos momentos antes de abandonar la gran ciudad que abrí el gran mapa y se me ocurrió darle la vuelta completa al lago de chapala. ¿Y por qué no? Teníamos todo el tiempo del mundo. Ni se diga el entusiasmo. 

Salir de la ciudad con tremendas mochilas siempre es un caos. Hay que acostumbrarse.
Esta vez (y lo reconozco) hicimos algo de trampa, pues no tomamos ride, se nos hizo más fácil tomar un camión a chapala y después otro a Ajijic. Y es que cuando el pasaje solo es de $15 pesos, no hay mucho que pensar. 

Llegamos al atardecer y recuerdo haber caminado mucho hasta llegar a la estación de policía en la que preguntamos donde podíamos tirar carpa. De buena manera nos informaron que podíamos hacerlo en el pasto del malecón, justo a unos metros del lago.
El lago de chapala en todo su esplendor. Uno fácilmente se puede ir a sentar y contemplar tranquilamente el horizonte mientras se reflexiona. 

Al dar la vuelta por el pueblo lo primero que llamó mi atención es que las tiendas, bares y demás locales tenían palabras en inglés. ¿Pero que es esto? ¿Juárez o Tijuana? Si aquí no es frontera ¿por qué habrían de tener tanta influencia americana? Bueno, más tarde me di cuenta que una gran porción de los habitantes en Ajijic eran personas americanas de avanzada edad. Generalmente pensionados que buscando un lugar tranquilo para pasar los restos de sus días, compraron una casa aquí. Pero ¿por qué?

Al regresar al malecón me senté en una banca, tomé un chocomilk y dejé la vida volar. 
 Desconozco que haya tenido el pueblo en su aire, pero la verdad es que se respiraba tranquilidad y paz. Padres paseando con sus hijos pequeños, personas mayores haciendo ejercicio,Jovenes jugando Basketball, niños jugando a la pelota, adolescentes en patinetas..  que bonito pueblo y que bonitos paisajes.

Casi al anochecer nos movimos a donde sería nuestro lugar de acampar y pasamos a un lado de los jóvenes que jugaban basquetball. Uno de ellos (muy alto) dijo en voz alta y con voz amistosa; ¿A donde van los montañeros? 

A lo que nosotros volteamos las miradas y pudimos ver su sonrisa. Nos acercamos y comenzamos a charlar. Así fue como conocimos a Richie, el de los imanes. 
Richie Galan es un individuo de 30 y tantos años residente de Ajijic. Viajero experimentado quien ya estuvo en el himalaya, india y un montón de lugares más. Se dedica a curar enfermedades a base de terapia con imanes (desconozco el nombre exacto para dicha técnica) 

Nos dió su numero de telefono y viendo donde íbamos a acampar, quedó en invitarnos un desayuno a la mañana siguiente. ¿Que tal? Primera noche en Ajijic y ya teníamos un desayuno prometido y un amigo viajero. 

A la mañana siguiente había que secar rápidamente las casas de campañas al sol para continuar descubriendo todo lo que el pueblo tenía por ofrecer.
Poco después llegó Richie con su adorable hija Lua, quien con un poco de vergüenza, se presentó con nosotros. Nos habían traído café y panesillos para desayunar. 
Richie nos invitó a su casa y nos dio donde dormir esa noche. No sin antes meternos a una piscina que había en el fraccionamiento (que sirvió a manera de ducha despues de dos días) y  por supuesto, despues pollo para comer. Quedamos tan exhaustos ese día que nos fuimos a dormir temprano.
Otro día, otra aventura. Este día nos dirigimos a las aguas termales pero cual fue la sorpresa al llegar de que los precios rondaban los $200 pesos por persona y un mochilero no se puede dar esa clase de lujos. Optamos por visitar uno de los viveros más cheveres de México, el vivero de cactus de Ajijic. 
En mi vida había visto tanta variedad de cactus. Los había de todos los tamaños, desde minúsculos hasta torres de 10 metros, probablemente más. Estaba asombrado a más no poder. Me tomé el tiempo para contemplar todas las especies que pude por que no volvería a ver algo similar. 
De entre todas las especies resaltó mi favorita. La flor del desierto. 
Es una planta bastante particular porque a simple vista pareciera que su color es blanco, pero es verde. Su color es debido a una clase de cubierta blancuzca y polvosa. Como si de un bloqueador natural se tratase. Por eso es mi favorita. 

Pues bien, no parabamos y queríamos más aventura. Había un cerro al que llamaban "El tépalo" y claro, lo escalamos. Tras más de una hora llegamos muy alto pero nos dimos cuenta que había un sendero que no acababa nunca, ni pretendía hacerlo. De repente una persona pasó corriendo a un lado nuestro, nos explicó que ese sendero tenía mil kilómetros (exagero, pero si eran un montón) y que era usado en torneos de senderismos internacionales. Dicho eso, aunque nosotros estuviéramos en excelente forma física, la verdad es que no eramos maratonistas.

Caminamos poco más y pude tomar estas maravillosas fotos.
 Al bajar el cerro descansamos en el kiosko principal. Ahí entablé conversación con un señor americano que leía en una banca. Nos costó que vivía en Ajijic y que le gustaba mucho. El ambiente era tranquilo, la comunidad americana florecía cada vez más y el clima era muy agradable casi todo el año. Además nos dijo cómo conoció Ajijic. 

Cuando era más joven estaba en un banco, en USA, y mientras esperaba tomó una revista que contenía un articulo sobre Ajijic.  El articulo decía como cierto cientifico o meteorologo, no sé, había hecho pruebas y sus resultados arrojaron que Ajijic era el lugar perfecto para vivir. Según el articulo se basaba en clima, riqueza cultural, natural y derrama económica.  El asunto es que el articulo tuvo mucha popularidad y desde hace muchos, muchos años en este pueblito se asientan pensionados americanos con la intención de vivir una vida tranquila.

El misterio estaba resuelto. 



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