Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional, Guanajuato.
¡Por fin! Tenía tantísimas ganas de venir a Dolores Hidalgo no solo por que fuera uno de los lugares más importantes (históricamente hablando) de nuestro país sino por que también es el lugar de nacimiento de mi ídolo José Alfredo Jiménez.
Esta vez fue fácil llegar ya que nuestro host se ofreció a pasar por nosotros. Al llegar al pueblo primer destino obligado; el panteón municipal.
Apenas entra uno se da cuenta de que está en un lugar poco usual. Letreros como estos te invitan a adentrarte más en el recinto.
Apenas a unos cuantos metros de la entrada allí está, un imponente mausoleo dedicado al cantautor. Yo no recuerdo haber visto una tumba tan característica y pintoresca en mi vida. Era simple y sencillamente hermosa.
Esta vez fue fácil llegar ya que nuestro host se ofreció a pasar por nosotros. Al llegar al pueblo primer destino obligado; el panteón municipal.
Apenas entra uno se da cuenta de que está en un lugar poco usual. Letreros como estos te invitan a adentrarte más en el recinto.
Con un gran sombrero en la parte superior y unas estructuras en las parte inferior a manera de zarape, el mausoleo retrataba de una manera muy artística lo esencial de José Alfredo. Cada onda de color posee el título de una canción y eso fue lo que más me gustó de toda la estructura. Canciones como "Caminos de Guanajuato" "Te solté la rienda" "En el último trago" "Que te vaya bonito" y por supuesto, "El rey" engalanaban el colorido zarape de azulejos.
Mariachis en el lugar parecía que casi acampaban a diario para complacer con alguna canción a quien la pidiera. No lo vi como algo malo. Cualquier cosa para mantener la leyenda viva.
La visita terminó dejándome con ganas de saber más acerca de mi idolo pero para fortuna mía aún me esperaba el museo dedicado a José Alfredo. Nuestro host nos llevó a su casa y nos da la noticia de que no nos puede hospedar ese día. Nosotros pedíamos tan poco que preguntamos para acampar en el pasto que había enfrente su casa. No necesitabamos más que eso. Pero él se movió y contactó a unos amigos para que nos alojaran.
A unas cuantas calles vivián nuestros nuevos Hosts. Yo no me la creía, era una casa muy bonita por dentro y por fuera. Una pareja nos abrió la puerta y nos invitó a entrar. Hicieron todo tipo de preguntas, más desconfiados que curiosos pero luego de una plática el ambiente se relajó y nos regalaron pastel. El cuarto que nos brindaron era excepcional, muy limpio, con una cama king size y hasta una televisión LED de 42' pulgadas. Por si fuera poco teníamos el modem en el propio cuarto. ¿Que más se podía pedir? Parecía un hotel.
Al día siguiente salimos temprano para recorrer Dolores de cabo a rabo. Creanme cuando les digo que sentía una inusitada y creciente emoción al estar caminando por las mismas calles en las que dos siglos atrás nuestra independencia comenzó.
Los pies nos llevaron al parque central, donde esperaban pacientes a ser deleitadas las famosas nieves de Hidalgo. Había varios puestos quienes te incitaban de manera muy insistente a que pasaras y probaras. La verdad es que nosotros adoramos las nieves y no pudimos evitar caer en uno de estos puestos.
Me sorprendió que hubiera sabores tan poco usuales como Cerveza, Tequila, Camaron con pulpo, Aguacate, Chicharrón y mi favorito, Gansito.
Terminé comprando uno de Camarón con pulpo y michelada. ¿Había dicho que mi favorito era el de Gansito? Quise decir; el de camarón y michelada...
Recuerdo haber comprado dicha nieve más por curiosidad que por otra cosa. ¿A qué rayos sabrá una nieve con camarón? Sonaba poco apetecible pero como dije, soy una persona curiosa en demasía.
ESA NIEVE SABÍA A GLORIA. No sé qué proceso usaban pero les juro que en toda mi vida había probado nieve tan deliciosa. Para disfrutar el clímax que acontecía en mi boca me senté en una banca, pero cuando alcé la vista me encontré con el padre de la patria; Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor. O Miguel Hidalgo pa' los cuates.
Casi se me cae la nieve de la boca cuando lo vi en todo su esplendor. Allí estaba, el hombre de padres españoles nacido en México y por tanto criollo, quien marcaría un hito histórico en este país. Ciertamente podría poner muchas cosas de Hidalgo pero preferiría invitarlos a investigar lo que fue y lo que hizo y a partir de ahí sacar sus propias conclusiones. Sin embargo, no dejaba de ser una monumento imponente y majestuoso. Me terminé mi nieve y me fui a caminar.
Mariachis en el lugar parecía que casi acampaban a diario para complacer con alguna canción a quien la pidiera. No lo vi como algo malo. Cualquier cosa para mantener la leyenda viva.
La visita terminó dejándome con ganas de saber más acerca de mi idolo pero para fortuna mía aún me esperaba el museo dedicado a José Alfredo. Nuestro host nos llevó a su casa y nos da la noticia de que no nos puede hospedar ese día. Nosotros pedíamos tan poco que preguntamos para acampar en el pasto que había enfrente su casa. No necesitabamos más que eso. Pero él se movió y contactó a unos amigos para que nos alojaran.
A unas cuantas calles vivián nuestros nuevos Hosts. Yo no me la creía, era una casa muy bonita por dentro y por fuera. Una pareja nos abrió la puerta y nos invitó a entrar. Hicieron todo tipo de preguntas, más desconfiados que curiosos pero luego de una plática el ambiente se relajó y nos regalaron pastel. El cuarto que nos brindaron era excepcional, muy limpio, con una cama king size y hasta una televisión LED de 42' pulgadas. Por si fuera poco teníamos el modem en el propio cuarto. ¿Que más se podía pedir? Parecía un hotel.
Al día siguiente salimos temprano para recorrer Dolores de cabo a rabo. Creanme cuando les digo que sentía una inusitada y creciente emoción al estar caminando por las mismas calles en las que dos siglos atrás nuestra independencia comenzó.
Los pies nos llevaron al parque central, donde esperaban pacientes a ser deleitadas las famosas nieves de Hidalgo. Había varios puestos quienes te incitaban de manera muy insistente a que pasaras y probaras. La verdad es que nosotros adoramos las nieves y no pudimos evitar caer en uno de estos puestos.
Me sorprendió que hubiera sabores tan poco usuales como Cerveza, Tequila, Camaron con pulpo, Aguacate, Chicharrón y mi favorito, Gansito.
Recuerdo haber comprado dicha nieve más por curiosidad que por otra cosa. ¿A qué rayos sabrá una nieve con camarón? Sonaba poco apetecible pero como dije, soy una persona curiosa en demasía.
ESA NIEVE SABÍA A GLORIA. No sé qué proceso usaban pero les juro que en toda mi vida había probado nieve tan deliciosa. Para disfrutar el clímax que acontecía en mi boca me senté en una banca, pero cuando alcé la vista me encontré con el padre de la patria; Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor. O Miguel Hidalgo pa' los cuates.
Casi se me cae la nieve de la boca cuando lo vi en todo su esplendor. Allí estaba, el hombre de padres españoles nacido en México y por tanto criollo, quien marcaría un hito histórico en este país. Ciertamente podría poner muchas cosas de Hidalgo pero preferiría invitarlos a investigar lo que fue y lo que hizo y a partir de ahí sacar sus propias conclusiones. Sin embargo, no dejaba de ser una monumento imponente y majestuoso. Me terminé mi nieve y me fui a caminar.
Estuve como dos minutos parado en el sitio exacto en donde Hidalgo convocó a los insurgentes por vez primera para iniciar el grito de Dolores. No sé, pero a mi me emocionan mucho estos detalles. Siempre he estado orgulloso de ser Mexicano a pesar de todos los problemas que aquejan al país desde épocas inmemoriales y considero que estar aquí, en este punto, solo reafirmó más mi patriotismo y amor por la nación.
Al dar la vuelta de donde estaba parado me encontré con la parroquia de nuestra señora de Dolores. Una estructura magnánima de 302 años de antigüedad, donde se tocaron las campanas que darían comienzo a la independencia aquel fatídico 16 de septiembre de 1810.
El nivel de detalle en la parte posterior de la puerta principal es algo digno de alabar. Se puede apreciar a Jesús, la virgen de Guadalupe debajo y diversos santos alrededor.
Caminando me encontré una estatua del famoso Benemérito de las américas; Don Benito Pablo Juárez García. Benito Juárez pa' las damas. Él no era criollo o mestizo si no puramente indígena. Específicamente zapoteco. ¿Quien diría que un indígena zapoteco de apenas 1.37 metros de estatura llegaría a ser presidente de la nación? ¿Para qué te morías Benito?
Entramos a un recinto y me detuve a contemplar estas carretas tan antiguas.
¿No es fascinante imaginarlas andantes por las calles y tiradas por caballos?
Más tarde me encontraría al fin con el museo de José Alfredo. Pero acerca de esto, me explayaré escribiendo una entrada solo de eso.
Por la noche el clima se puso frío y en mi caso particular, muy agradable. Ahorrando aquí y allá, haciendo cuentas y pensando en "no importa que mañana no comamos" pagamos un boleto para asistir a una guia nocturna e histórica por el pueblo. La verdad es que no solíamos pagar por recorridos pero en verdad quería conocer lo más que se pudiera sobre este pueblo y esa es la única razón por la que gasté esos $50 pesos.
El recorrido duró poco más de media hora y nos contaban la historias y el por qué de cada nombre de cada calle. Por ejemplo, había una llamada Calle cantaranas, ¿y a que no adivinan por qué? Pues sí, por eso, por que en aquella época cuando llovía, esa calle en particular se inundaba y al juntarse tantas ranas entonaban su característico concierto.
Y así, nombres de calles que resultaban tan lógicos que te daban risa.
En general fue un buen recorrido que valió lo pagado. El guía vestido de fraile, llevaba una linterna antigua y narraba de manera interesante la historia.
Es noche nos había aceptado un host en Querétaro y decidimos partir para allá al siguiente día. Pero aquí pasó algo curioso, nuestros hosts en Dolores saldrían y ya no podrían alojarnos por esa noche, por lo cual nuestro primer host nos ofreció una vieja bodega en remodelación. Nosotros que nos conformabamos con lo que fuera, accedimos. Al llegar al lugar pudimos notar que todo el suelo estaba lleno de cemento y los pocos muebles atestados de polvo.
Nos adaptamos y pensamos en poner unos cartones para dormir pero de la nada encontramos un colchón el cual tenía aún su plástico protector y en un estallido de felicidad y tras haber barrido, lo arrojamos al suelo. No necesitabamos más.
En una vieja y sucia bodega durmieron 3 mochileros que amaban lo que estaban haciendo. Y eran felices.
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