Santa Clara del Cobre, Michoacán.
Santa Clara del Cobre, casi como lo dice su nombre, está hecha de cobre. Literal.
La gran mayoría de las artesanías son de cobre, tradición que se remonta mucho antes a la conquista española. La técnica predilecta y en la que son excepcionales es el martillado. Al igual que con Tzintzuntzan, llegamos acá en una combi. Por ser distancias tan cortas es más ágil pagar una cantidad pequeña por transporte que pedir ride.
Nadamas llegar paredes blancas y rojas te dan la bienvenida, patrón típico en las casas de Michoacán. La plaza principal probablemente sea lo primero que te asombre, rodeada de farolas y bancos bordeados. En el centro del mismo, está un kiosko en cuyo interior alberga una hermosa obra de orfebrería típica del pueblo. En lo alto del mismo también encontrarás una vasija.
A los alrededor podrás encontrar numerosas tiendas artesanales. Buscamos donde poder observar la técnica del martillado pero me parece que ese día nadie estaba trabajando. Mala suerte.
Primer destino, el museo Nacional de Cobre. Aquí puedes conocer todo relacionado a este material y mucho de su historia, así como piezas exquisitas de orfebrería.
"En la actualidad siguen trabajando con singular arte y sabiduría el cobre. De sus manos mágicas salen artículos únicos en el mundo con toda esa habilidad ancestral en donde queda manifestado el arte, la inteligencia y la identidad de un pueblo que se niega a morir. Representando un orgullo para el estado de Michoacán, y por añadidura, para el país."
Fragmento de un texto dentro del museo.
Algo particular de este pueblo es que de aquí surgió "La vida inútil de Pito Pérez", considerada la primera novela picaresca moderna. Esta novela critica (a través de Pito, un pícaro vagabundo amigo del alcohol) la injusticia social que permanecía tras la revolución mexicana, los abusos que cometían las autoridades, las costumbres populares y los sacerdotes.
Aquí una replica en miniatura de un horno de piedra, así como herramientas y materiales que se usan a la hora de manipular el metal. Más abajo podemos ver un horno a escala, con sus respectivos abanicos.
Aquel día la lluvia cubrió de una manera bella nuestro día. Yo me sentía muy feliz del clima que Michoacán me estaba regalando todos los días. Recorrer un pueblo tan místico, tan lleno de cultura, con calles mojadas, paisajes llenos de niebla y sentir esa caracteristica brisa en la cara; es una de mis mayores alegrías en la naturaleza. Que paisajes tan hermosos viví.
Aquí en Santa Clara los primeros pobladores fueron Purépechas, a quienes se les atribuye el descubrimiento del Cobre. En 1553 es conquistado por los españoles y se le nombra Santa Clara de los Cobres. En 1932 se le cambia el nombre a Villa Escalante (en honor a Salvador Escalante, militar de la revolución). En 1981 recupera su nombre anterior con el que se le conoce hoy día.
Con mucha hambre entramos a un restaurante local en el cual me encontré con este letrero bastante particular. Muchas personas critican si celebrar o no Halloween, que es una tradición ajena a nosotros, que da igual por que la navidad tampoco es propia de nosotros y también la celebramos.. más allá de eso, me llamó la atención el mensaje de la cartulina.
Me hizo pensar que, quizá, quien lo puso fue una persona mayor y como tal, no acepta cambios en su cultura con mucho agrado. Se aferra a lo que le enseñaron y en lo que él cree. Y está bien. Es su opinión y como tal es totalmente respetable. Si celebras Halloween o no, es tu decisión. No tienes por qué irrumpir en las opiniones de los demás.
Al final del día y tras haber recorrido el pueblo, me llevo tanto recuerdos gratos como bellas imágenes. Aquí finalizo mi recorrido por la región de Pátzcuaro para adentrarme todavía más en Michoacán. Si existiera un lugar en el cual me gustaría vivir por varios años, sería definitivamente esta parte de Michoacán. El clima perfecto para mi.
Próximo destino, Uruapan y el volcán de Paricutín..
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