Tzintzuntzan, Michoacán.



Kilómetros recorridos hasta este punto: 3,890.5 km 
Pueblos mágicos visitados: 15 pueblos.
Estados de la república visitados: 9 estados.

Su padre es de San Juan Chamula, su madre vino desde Tzintzuntzan.
Pero la líder de los Sexmolcajetes Punk ha nacido en la gran Tenochtitlán.

Fragmento de La chica banda interpretada por Café Tacvba.

Desde que tengo uso de razón, siempre me interesó conocer Tzintzuntzan. Esto es meramente atribuible a mi gusto por Café Tacvba y específicamente, a ese fragmento de canción. Teniendo a Pátzcuaro como hogar por unos días pudimos darnos la libertad de explorar los alrededores. Era una fortuna tener tantos lugares cerca e interesantes por conocer. Tzintzuntzan era uno de ellos.


Para llegar acá tomamos una combi. Como todo pueblo tiene mucha historia pues fue la primera ciudad capital del estado de Michoacán. Aunque ya sabemos la historia de la conquista española y su sangriento final, Tzintzuntzan sigue conservando su legado prehispánico fungiendo aún como escenario para eventos culturales. 

Nadamas llegar te puedes dar cuenta que estás en un pueblo mágico. Siempre me han encantado estos kioskos pues invitan a ser un punto de reunión. Uno muy bonito.


Tzintzuntzan significa "lugar de colibríes", palabra que se deriva del purépecha "Ts'intsuntsani".

La primera parada obligatoria fue el Convento de Santa Ana. ¡Es como un patio de recreo enorme! Cubierto de pasto casi completamente, el convento es un lugar idóneo para caminar tranquilamente mientras se disfruta el fresco clima de este lugar. 



De nuevo pude tomarle una foto a Ximena en una cruz adornada de puro cempasuchil. Ya a estas alturas es innegable su belleza. 


Debo reconocer que le tengo mucho miedo a los perros. De infante me mordió uno y supongo que de ahí se deriva tal situación. El asunto es que acá nos encontramos a dos perritos muy simpáticos que se mostraron muy juguetones desde el principio y jugué con ellos como muy pocas veces lo he hecho. Eran dos perros delgados, muy estilizados, a los cuales les puse "Tzintzuntzito uno y Tzintzuntzito dos". 

Es una tradición nuestra bautizar a los perritos que nos encontrábamos con algún nombre particular, haciendo referencia al lugar donde estabamos. Un ejemplo fue "Golondrino" a quien nos encontramos cerca del Sótano de las golondrinas. 



Mientras recorría el pueblo me pude percatar ademas de la gran cantidad de artesanía que se vende. Creo que sin miedo a equivocarme podría decir que es (si no la primera) una de las principales maneras de subsistir de las personas oriundas de aquí. Lo cual me pareció de cierta manera algo bueno, por que eso quiere decir que hay mucha demanda y si hay mucha demanda significa que muchas personas se llevan a sus casas artesanía michoacana. 

Y eso está excelente.



Otro lugar interesante al cual acudir son las Ruinas de Tzintzuntzan a las cuales no entramos ya que el costo era más de $50 pesos y a esas alturas no podíamos permitírnoslo. Era casi un día de comida. Prescindimos de las ruinas yendo por un camino muy bonito que nos llevó al Lago de Pátzcuaro. 




Crean en mí cuando les digo que este lugar es una preciosidad. El lago de Pátzcuaro es probablemente mi lago favorito por que no tiene igual. Su cielo es terriblemente azul que contrasta con sus aguas turbias y cafés. Recuerdo que nos tiramos en el pasto mirando las nubes pasar sin más. ¿Y por qué no? La libertad se trata de eso, disfrutar el ser. Y el estar.



Incluso pudimos apreciar como un chico pescaba, desde como tiraba la atarraya hasta su recolección. Se me olvidó por un segundo que las personas de aquí aun subsisten por sus propios medios, como lo hacían hace 400 o 500 años atrás. 


Antes de partir era menester visitar los cementerios que, curiosamente, están en la entrada del pueblo. Ver todo esto no hacía otra cosa más que reafirmar la importancia y gran dedicación que le ponen en los pueblos de Michoacán a esta prehispánica tradición. Definitivamente veo de otra manera el día de muertos a raíz de mi visita por estos lugares.



Es una verdadera pena que la violencia en todo el país merme la frecuencia del turismo en Michoacán ya que, son lugares que en verdad valen la pena visitar. Es un choque cultural sin igual. Solo puedo agregar que si tienes la más remota intención de acudir y estás indeciso por la violencia, levántate y ve.

Te aseguro que no te arrepentirás.


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